El Museo, además de cumplir con sus funciones curatoriales y de investigación, es también un espacio de disfrute y aprendizaje.
Esta doble característica lo debe convertir en un lugar abierto y vivo, y por ende, en un espacio para la comunicación. Como alberga diversidad de objetos significativos, es depositario de un importante patrimonio cultural, parte integrante de nuestra memoria colectiva e identidad nacional. Pero sería en vano el trabajo de coleccionar, investigar, conservar y exhibir una serie de objetos originales, si no existiera la posibilidad de que el ser humano animara esos objetos y lograra establecer una comunicación sensible con ellos.
Misión y política educativa
El Museo Nacional de Colombia se inscribe dentro de los más recientes movimientos del trabajo pedagógico y de interacción del público con sus colecciones, por medio de estrategias relacionadas con las acciones que hoy desarrollan entidades afines a nivel mundial, así como dentro de los parámetros y propuestas de la carta política de 1991 y los procesos que de ella se desprenden, tales como las propuestas participativas de apropiación del patrimonio cultural de la nación contempladas a su vez en la Ley General de Educación, expedida en febrero de 1994, y en la reciente Ley General de Cultura (Ley 397 de 1997).
Estas disposiciones han impulsado al Museo a ofrecer otras posibilidades de aproximación como alternativa a la visita tradicional, en las cuales el público logre participar de las colecciones que allí reposan de manera más activa, a partir de su historia personal, su trayectoria de vida, su sensibilidad y percepción espontánea frente al hecho arqueológico, etnográfico, histórico o artístico. Ya en 1958 el Museo Nacional de Historia Natural de los Estados Unidos enfatizó por primera vez la importancia de la educación como función inicial y propósito fundamental del museo. Tres años antes, Marta Traba, en Colombia, había intuido la trascendencia del rol educativo del museo, y con un singular experimento televisivo hizo que el público desde sus casas la acompañara en sus recorridos por el Museo de Arte Colonial y por las salas de nuestro Museo Nacional.
Hoy en día la mayoría de instituciones de este tipo han desarrollado dicha función y trabajan por ese objetivo. El museo como un lugar para la pregunta y como espacio donde se hace posible el goce de aprender; también el lugar que debe permitir la aproximación multisensorial; un lugar que no debe ser exclusivamente una puerta al pasado y que vive no sólo por los objetos y sus creadores (hombre y naturaleza) sino por las ideas y sentimientos de quienes trabajan en él y lo visitan.
Es por lo anterior que el Museo Nacional de Colombia definió una misión y una política educativa, orientada a «promover y desarrollar el interés de los diversos públicos por el patrimonio cultural mediante el fomento por la curiosidad, la inventiva y la investigación, además de presentar una imagen positiva de los valores de nuestra nacionalidad».
La política educativa se propone, por consiguiente, cumplir los siguientes objetivos:
-Hacer descubrir a los nuevos visitantes la diversidad y el valor de las colecciones y del edificio Monumento Histórico;
-Incitar a quienes ya lo conocen a explorarlo más ampliamente;
-Contribuir a que los diversos públicos reconozcan el Museo como un lugar de encuentro y comunicación;
-Contribuir al desarrollo de la comunidad educativa distrital y nacional.
-Diseñar alternativas que permitan atraer nuevos públicos;
-Prestar asesorías a otros museos del país, en las áreas educativa y cultural.